Así se pone un implante dental

Reponer las piezas dentales perdidas tiene una gran importancia que repercute en nuestra salud por diferentes motivos. No hacerlo produce dificultad a la hora de masticar, atrofiamiento del hueso que sujeta el diente e inclinación de los dientes vecinos, lo que provoca problemas periodontales, mayor posibilidad de caries e incluso la pérdida de otra pieza dental.

El problema es que muchas personas no se ponen un implante por miedo a la cirugía que requiere. Por ello y para que este miedo desaparezca, vamos a explicar el proceso que se sigue a la hora de poner un implante.

En primer lugar, se realiza un diagnóstico del paciente, un estudio y una correcta planificación, para lo que se realizan diferentes pruebas. La planificación depende de factores como la calidad y cantidad de hueso y encía, el número de implantes, la localización del mismo y aspectos relacionados con el paciente. Una vez se tienen los resultados y la planificación hecha, se prepara un campo estéril para la cirugía. Es importante que el paciente esté relajado, por lo que si no lo está se utiliza sedación con fármacos u óxido nitroso.

Para comenzar con la cirugía, se anestesia de forma local la zona para evitar cualquier dolor al paciente. Tras esto, se produce una pequeña incisión mínimamente invasiva y se prepara el lecho implantológico. Una vez realizada la incisión, se coloca el implante y una prótesis provisional. Si es necesario se procede a colocar los puntos de sutura. Todo el proceso es controlado radiológicamente.

Ahora hay que esperar un periodo de entre 3 y 6 meses para que se produzca el proceso de osteointegración (unión del implante dental con el hueso). Cuando pasa el tiempo y cicatriza, se coloca la prótesis final y se puede volver a disfrutar de tener unos dientes que realizan perfectamente su función.

 

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